Las suculentas se han convertido en una de las plantas más populares para decorar hogares y oficinas. Son resistentes, hermosas y, en teoría, fáciles de cuidar. Sin embargo, para que realmente prosperen y se mantengan saludables, es importante conocer ciertos aspectos clave de su mantenimiento.
Si eres un jardinero principiante (como lo fui yo) o simplemente quieres mejorar el cuidado de suculentas, en esta guía encontrarás todo lo que necesitas saber.
Uno de los factores más importantes para el crecimiento saludable de una suculenta es la luz. Estas plantas aman la luz solar, pero hay que saber cómo exponerlas sin dañarlas.
Las suculentas necesitan luz para crecer correctamente, pero no todas soportan la exposición solar intensa. Algunas especies, como el Aloe Vera o las Echeverias, disfrutan del sol directo, mientras que otras, como las Haworthias, prefieren un ambiente con luz indirecta.
En mi experiencia, he notado que lo mejor es encontrar un balance entre luz directa e indirecta. Al inicio tenía mis suculentas expuestas al sol de la tarde, y algunas comenzaron a mostrar signos de quemaduras. Después de probar varias ubicaciones, descubrí que aprovechar la luz de la mañana es ideal, mientras que en las tardes es mejor moverlas a un lugar más fresco.
Si tienes suculentas dentro de casa, colócalas cerca de una ventana bien iluminada, preferiblemente orientada al sur o al este. Si están en exteriores, evita que reciban sol directo en las horas más calurosas del día.
Si notas que tu suculenta se estira demasiado y sus hojas se ven separadas, significa que no está recibiendo suficiente luz y necesita una mejor ubicación.
El riego es otro punto crítico en el cuidado de las suculentas. La regla de oro es regar cuando el sustrato esté completamente seco. Regarlas demasiado puede ser fatal, ya que sus raíces son sensibles a la humedad excesiva.
La frecuencia de riego depende del clima y la estación del año:
Primavera y otoño: Cada 10-15 días.
Al inicio, regaba mis suculentas con una frecuencia fija, pero me di cuenta de que no hay una fórmula universal. El clima y la ubicación influyen demasiado. Observar la planta es clave: si sus hojas están arrugadas o blandas, necesita agua; si están translúcidas o amarillas, es exceso de riego.
El mejor método de riego que he encontrado es el “riego por inmersión”, dejando que la tierra absorba el agua y drenando el exceso.
Las suculentas se adaptan bien a diferentes temperaturas, pero hay que tener cuidado en climas extremos.
Inviernos fríos: Protegerlas del frío intenso, ya que muchas especies no resisten temperaturas por debajo de 5°C.
En mi caso, en invierno tuve que mover algunas suculentas dentro de casa porque el frío las afectaba. Aprendí que es clave cambiar su ubicación según la temporada para evitar daños.
Elegir la maceta adecuada es más importante de lo que parece. Las macetas con drenaje son esenciales para evitar que el agua se acumule y pudra las raíces.
Si compras una suculenta en una maceta de plástico sin drenaje, lo mejor es cambiarla a una de barro o cerámica con agujeros en la base. Además, si notas que la planta ha crecido demasiado para su maceta actual, es momento de trasplantarla.
El trasplante debe hacerse con cuidado:
Usa un sustrato con buen drenaje y no la riegues inmediatamente después del trasplante.
El mantenimiento de suculentas es sencillo, pero hay algunos cuidados básicos que no debes olvidar:
Si una suculenta ha crecido demasiado y se ha alargado, puedes cortarla y replantar el esqueje.
No revisar las raíces al trasplantar (si están negras o blandas, hay que recortar las partes afectadas).
Aunque las suculentas son resistentes, pueden sufrir problemas si no reciben los cuidados adecuados.
Ácaros y pulgones: Pueden aparecer en ambientes demasiado húmedos.
Revisar las hojas y tallos regularmente para detectar anomalías.
Si una suculenta presenta plagas o signos de enfermedad, es importante actuar rápido. En otro artículo abordaré este tema más a fondo, pero lo más importante es prevenir y no descuidar su mantenimiento.
Cuidar suculentas no es complicado, pero sí requiere observación y paciencia. La luz adecuada, el riego en el momento correcto y un buen sustrato hacen la diferencia. También es clave estar atento a las señales de la planta, porque cada suculenta se adapta de manera diferente al entorno.
En mi experiencia, aplicar estos cuidados ha hecho que mis suculentas crezcan saludables y sean muy pocas las que han muerto. Si estás empezando, no te preocupes si cometes errores: lo importante es aprender y ajustar los cuidados según las necesidades de cada planta.
Si sigues esta guía, tendrás suculentas hermosas y en perfecto estado durante mucho tiempo. 🌿✨
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